jueves, 24 de octubre de 2013

(JCA/JCZ) La clase obrera y las reformas educativas

El estado actual que atraviesa la Educación, se explica a través de una serie de lógicas concretas que dominan y determinan nuestra sociedad. Llevamos tiempo escuchando como una multitud de reformas educativas van a ser implantadas en nuestros colegios y universidades, con el fin de prestarnos una mejor “calidad de la enseñanza” y un conocimiento más “competitivo y progresivo”, que ayude a la “transformación del actual sistema productivo”. Ya estemos hablando de la “LOMCE” o de la “Estrategia Universidad 2015”, la estrategia de quienes gestionan el Estado burgués es clara, ante la crisis, hay que reestructurar el modo de producción capitalista, y dicha reestructuración se materializa en los denominados “recortes”. Así podemos ver como esta nueva reforma educativa integra unos cambios determinados para que el alumno, generalmente de ascendencia obrera, salga prematuramente al mercado de trabajo con una baja cualificación, lo que le asegura un futuro laboral aún más precario, que pueda encajar bien en las nuevas demandas del mercado.
Con este panorama, podríamos posicionarnos sin más en contra de la mercantilización de la enseñanza pública, o manifestar nuestra indignación por la privatización de dicha institución. Sin embargo los trabajadores conscientes tendemos a realizar nuestros análisis desde la raíz, y la educación no se libra. Para ello tenemos que retrotraernos y preguntarnos qué es lo que socialmente sostiene al sistema educativo.
La educación tiene la principal característica de tener un interés práctico, que es dotarnos de los conocimientos necesarios para desarrollar las labores y los trabajos. Por tanto podemos decir que educación y trabajo se encuentran íntimamente ligados, aunque parece que algunos acaban de descubrir “de repente” que el sistema educacional está mercantilizado. De este modo la educación que tenemos es, objetivamente, un producto de las relaciones capitalistas que rigen nuestra sociedad. De esto que el sistema educativo existente sea un derecho fundamental y universal”, que alcanza hasta el momento en que el hijo del obrero puede acceder al mercado de trabajo. 
La educación en España se basa en la “coalición”, entre colegios públicos y privados, una alianza política (en tanto que forma parte del pacto constitucional del que se dotó el capital). Aquí la apuesta de la derecha es clara, una enseñanza privada y religiosa, en centros privados vinculados a entramados políticos empresariales, tales como el Opus Dei. De donde los alumnos, solo los que puedan permitírselo (los hijos de la clase dominante), podrán terminar con unas buenas calificaciones a bases de grandes pagos y obtendrán buenas salidas hacia empresas asociadas. La educación pública, la podremos definir entonces como un “bien estatal”, que como hemos señalado, nos ofrece un nivel de instrucción para ganar competitividad en aras de un mejor futuro laboral. Aquí lo que viene denominándose izquierda observa el modelo idóneo para la educación de las masas. El Estado burgués, el cual ellos también gestionan, ha de estar con sus lógicas sobre nosotros desde la infancia. De modo que la educación es una inversión en capital variable, el alumnado como futuro proletariado, se dispone a revalorizarse.
La relación entre lo público y lo privado, en el marco capitalista, es una relación entre quien gestiona una parte de la economía y el beneficio que puedan obtener. La educación, al formar parte de esta economía, se reorganiza con las reformas para que una parte de la clase dominante obtenga un gran beneficio a expensas de su propio Estado. Siguiendo el mismo objetivo que la nacionalización de las pérdidas de la banca. Por ejemplo, podemos ver como en las universidades públicas, el consejo social está compuesto por los representantes de las grandes empresas estatales, que con la nueva regulación tendrán todo el poder tanto de gestión como de administración en estas instituciones, sacando todo el posible beneficio bajo sus mandatos. Cuando la economía y los capitalistas están mal, el Estado acude a socorrerlos, en aquellos sectores económicos en que el capital se sostiene “por sí mismo” el Estado actúa de forma complementaria (como en los centros educativos privados, que reciben cuantiosas subvenciones estatales). 
La clase capitalista, al ser la clase que detenta el poder tanto económico como político, es la que monopoliza el sentido de toda la actividad humana, sus lógicas empapan a todo el conjunto social y desde luego la educación que nos imponen actúa como correa de transmisión de su ideología, ese conjunto de lógicas que representan unos intereses de clase. La educación no puede existir en abstracto, alejado del modo de producción, como un ente libre y puro, mientras que el capitalismo exista, por tanto quienes gestionan la economía deben intentar  mantener y reproducir su orden ideológico y social. De este modo es como se transfiere toda esta realidad al sistema académico, y lo podemos apreciar desde la figura del examen (como método resultadista-mercantil para poder progresar en el sistema) hasta la del director del centro (la cual, dicho sea de paso, con la reforma de gobierno tendrá un carácter aún más reaccionario).
La respuesta social que está teniendo esta situación de miseria que afecta a la educación, se reduce a unos límites sindicalistas. Se suceden manifestaciones, concentraciones y huelgas que a lo sumo no luchan más que por intentar recuperar esa “educación pública y de calidad” que supuestamente nos pertenece a todos como ciudadanos. Actualmente tenemos el gran ejemplo de los compañeros, profesores y estudiantes, que iniciaron una huelga indefinida en Baleares. Si bien esta huelga es una lucha justa en tanto que intenta oponerse a las reformas que van a empeorar las condiciones de la clase obrera, también posee unos límites, ya que se reivindica que no empeore una situación, que de por sí nos mantienen atados al capital. Estas son las lindes que pueden tener las luchas si se actúan dentro del marco político sindical. Abogar, sin más, por la educación pública, significa defender los intereses de clase de quienes nos dominan, representados fielmente, sin engaños, en el arco de la democracia parlamentaria capitalista. Por ello, consignas como “Wert dimisión”, son nocivas para la clase obrera pues desvían la atención al poner todo el peso del conflicto en una única persona, negando que sea el conjunto del sistema capitalista el que sienta las condiciones para este nuevo ataque a la clase obrera, y por tanto permitiendo que los proletarios sigamos bajo el yugo de la burguesía.
Y este no es el único ejemplo. También hay quien se empeña en hacernos creer que existe un “instituto obrero”. Aquí tenemos que señalar que los revolucionarios estamos por el instituto obrero si lo concebimos como organismos que ha de construir el proletariado revolucionario en el proceso de reconstitución del movimiento comunista. Sin embargo el instituto al que se refieren estas consignas oportunistas, en las que entran desde anarquistas hasta revisionistas de todo tipo, no es más que aquella institución del Estado que está situado en los distritos y barrios obreros. A estos oportunistas también se les puede oír reclamar una “Educación popular”, como si pudiera darse una educación “para todos”. No puede existir un movimiento revolucionario, como algunos creen, que defienda lo público, ya porque en “buenas manos” sirva para el pueblo. Es decir, que mientras exista el Estado burgués, gestionado por cualquier parte de esa bóveda parlamentaria, se sienten en el ala derecha, en el ala izquierda o en el centro, el Estado seguirá siendo el instrumento que utiliza el capital para imponer sus intereses de clase.
Los comunistas enmarcamos al sistema educativo actual bajo las condiciones de la dictadura capitalista. Señalamos que aquella “educación popular” solo puede constituirse para servir a los explotados si estos instauran su régimen social, a través de la Dictadura del Proletariado, única y verdadera garantía de democracia para el pueblo. Si le damos a este tema una perspectiva histórica veremos que si un amplio sector de la población puede estar hoy día escolarizado, fue por el resultado, no de la benevolencia y piedad que haya podido tener la clase capitalista, si no que fue gracias al movimiento obrero revolucionario, que pudo permitir que la educación llegase a los pueblos y barrios olvidados, bien entrado el siglo XX. Unas pocas migajas que la clase dominante se vio forzada a lanzar ante la ofensiva revolucionaria de los trabajadores de todo el Mundo.
Actuar con los medios que nos permite el sindicalismo no es sino estar luchando por un conjunto de reformas que apuntalan el sistema económico en su conjunto. Y es esta línea política, que reproduce los intereses de la burguesía, la que le niega a la clase obrera su condición como clase revolucionaria, sometiéndola a una idealización perenne de sus paupérrimas condiciones de vida. Para hacer bascular cualquier parcela de la realidad del lado de la Revolución es necesaria la transformación del conjunto de la sociedad desde sus bases quedando obsoleta la formula reformista o la forma de ver la educación por sí sola como un sostén de una nueva sociedad, como nos sugieren muchos revisionistas.

Unir conscientemente educación y producción, y construir un sistema productivo antagónico al capital, donde no exista propiedad privada en los medios de producción siendo eliminada la división social, es la única manera en la que se permitirá tener la educación y el trabajo en manos del conjunto de la sociedad, donde se encuentren la labor educativa y el trabajo asociados sin que medie entre ellos la explotación del trabajo asalariado. Para ello necesitamos un movimiento que siente sus bases en la reconstitución de los medios políticos revolucionarios de lucha de la clase obrera, esto es, el movimiento comunista. Solo así haremos que el fin de la explotación pueda configurarse como un movimiento práctico, como actividad práctica humana que instaure unas bases sociales nuevas para hacer también una nueva educación. Alzar la hoz y el martillo, es alzar el futuro de la humanidad, que solo va a poder encontrar su liberación por este único camino, que pasa por la reconstitución del Partido Comunista.

Juventud Comunista de Almeria
Juventud Comunista de Zamora

Octubre 2013

miércoles, 25 de septiembre de 2013

(JCA/JCZ) Sobre la situación actual del Movimiento Comunista

La crisis en el Movimiento Comunista

                El movimiento comunista, tanto en nuestro Estado como a nivel internacional, se encuentra en una situación de derrota desde la caída del bloque soviético, esto es tan evidente ahora, como hace más de una década, a pesar de que el revisionismo de todo pelaje, asegura que en situaciones de crisis económica, el comunismo podrá ponerse una vez más a la ofensiva contra el capital.
            Este axioma revisionista, descansa sobre la creencia de que el movimiento revolucionario es resultado de una agudización de las luchas parciales de las masas, que en algún momento sufrirá un cambio cualitativo que genere una crisis política. Sin embargo la práctica social nos devuelve a la realidad, al observar que por muchas Huelgas Generales o luchas inmediatas de cualquier tipo que se den, el capitalismo sigue igual de consolidado como residual es nuestro movimiento.
            En este estado de confusión en el que se encuentra la vanguardia, la única meta visible para la mayoría de ésta, es el seguir yendo a rebufo del movimiento espontáneo, con la esperanza cuasi-mística de que las masas reaccionen e identifiquen a su salvador del infierno de la explotación y le sigan como los borregos siguen al pastor. No obstante las masas son bastante más capaces de defender sus intereses económicos de lo que a muchos les parece y desde luego para dicho objetivo inmediato no es necesario que, tal y como se pretende, los comunistas pasen a ser sindicalistas profesionales, en vez de revolucionarios profesionales, como algunos insistimos que debería ser, en base a la propia experiencia histórica.
Reconstituyamos el futuro

                En estos momentos es de vital importancia recordar uno de los pilares que nos legó el marxismo, aquello de que “sin teoría revolucionaria no puede haber tampoco movimiento revolucionario”. Y es que tras décadas de hegemonía revisionista, el marxismo del que somos depositarios no puede más que estar adulterado y alejado de aquella cosmología que un día sí estuvo puesta al día. La crisis de nuestro movimiento es fruto del fracaso de una época anterior. De esto se deduce la necesidad imperante de acometer un balance completo en el seno de la vanguardia en clave de Lucha de Dos Líneas sobre la experiencia acumulada que cargamos sobre las espaldas, pero que no somos capaces de comprender ni por lo tanto asimilar. Este balance debe de ser resuelto honestamente, sin apriorismos y de su desenlace dependerá la próxima oleada revolucionaria de la clase obrera.
 El analizar correctamente la experiencia histórica anterior, debe de servirnos para detectar los elementos que son de aplicación universal, así como comprender las fallas que permitieron desterrar nuestro movimiento a la situación paupérrima actual, solo de este modo podremos acometer un futuro emancipador con garantías reales de éxito. En definitiva, se trata de sintetizar la práctica social en teoría revolucionaria, lo cual es una necesidad práctica y no una cuestión libresca como muchos sindicalistas-comunistas insinúan.
            Esta propuesta de reconstitución de la teoría, no se trata de una completa novedad, salvo por sus dimensiones, que abarcan un largo recorrido histórico comenzando por la revolución de octubre y las premisas que lo hicieron posible, hasta llegar al final de dicho ciclo, con la caída del bloque social-imperialista soviético. Tiempo atrás Marx y Engels ya habían realizado balance crítico de la Comuna de París, lo cual sirvió para poner los cimientos del futuro estado socialista. Así mismo, Lenin supo sintetizar acertadamente la experiencia previa a la par que luchar contra las posiciones oportunistas, gracias a lo cual se desarrolló la teoría del Partido Comunista y se implementó en la práctica con la Revolución de Octubre. Del mismo modo sin la existencia de esto difícilmente conoceríamos la Guerra Popular desarrollada en China y que hasta hoy nos lega actividad en diversos puntos como la India.
            Esta es una enseñanza de vital importancia para el futuro revolucionario de nuestra clase, puesto que nos muestra cómo sólo a partir del decidido análisis de la experiencia práctica en clave de lucha ideológica contra el revisionismo, el marxismo puede volver a renacer como cosmovisión revolucionaria de nuevo tipo capaz de fusionarse, esta vez sí, con las masas, formando un Movimiento Revolucionario con capacidad emancipadora y garantía de éxito.

Juventud Comunista de Almería

Juventud Comunista de Zamora


Septiembre de 2013

martes, 14 de mayo de 2013

(JCA/JCZ) Reformar el capitalismo o construir Revolución


Octavilla del Primero de Mayo, de la Juventud Comunista de Almería y la Juventud Comunista de Zamora 


Seis millones de parados, dos millones de familias sin ingresos, cientos de miles de desahuciados y otros tantos que abandonan el país. Y todos quieren más: El gobierno de turno seguir aplastando a los obreros que protestan; la patronal abaratar más la fuerza de trabajo; los sindicatos oficiales que marchemos en silencio por el camino de la paz social; y los oportunistas de todo tipo que nos movilicemos bajo su bandera para forzar un nuevo circo electoral en el que votar a quien más reformas benignas nos proponga.
El proceso político que ha explotado con la crisis se caracteriza por un profundo cambio en la correlación de fuerzas en el seno de las clases dominantes, tanto en el Estado español como en Europa. El capital monopolista (el sector bancario fusionado con la industria) se ha desentendido de su pacto histórico con el sector acomodado de la clase asalariada, la aristocracia obrera (cuya posición social sólo es entendible por el carácter imperialista de la economía mundial en la que un grupo de naciones explotan a la mayoría de los pueblos del Mundo), de tal forma que el paradigma sobre el que se sostuvo el llamado “Estado del bienestar” ha quebrado.
Pero este marco estratégico del que se dotó la clase dominante (en Europa tras la II GM, en España con la transición) no se comprendería además sin la existencia del movimiento obrero como sujeto político que puso en peligro el poder del capital cuando logró constituirse como sujeto revolucionario mediante la fusión de la consciencia revolucionaria y las masas trabajadoras en la forma de los Partidos Comunistas; que llegaron a instaurar el poder de la clase obrera en la URSS o en China, que junto a la Internacional Comunista, se erigirían en referente de liberación para las masas oprimidas de todo el Mundo. Referente frente al cual el imperialismo hubo de deslizar ciertas concesiones sociales, en forma de derechos, a las clase populares de sus países; es decir: las reformas de otro tiempo fueron consecuencia secundaria de la puesta en marcha del Programa Revolucionario de la clase obrera. Ahora este movimiento, con todas las estructuras y organismos que generó, se encuentra en bancarrota, lo que ha dejado vía expedita al gran capital para imponer su nuevo esquema teórico, cultural, económico y político.
Así, en los últimos años los gobiernos del PSOE y del PP, que representan a las dos grandes facciones del capitalismo español, han implementado los llamados recortes, que cierran la ofensiva del capital contra las migajas que la clase obrera le había arrancado durante más de un siglo de lucha.
      Lo novedoso de esta crisis, es que la clase obrera asiste desarmada, ideológica y políticamente, a la embestida del capital. Y las respuestas que se sustancian como defensoras de nuestra clase no son más que las viejas recetas reformistas que, en el mejor de los casos, están instaladas en la utopía reaccionaria de dar marcha atrás para recuperar los “derechos sociales” del Estado del bienestar: se reclaman dimisiones en el gobierno, culpando a individuos para salvar instituciones. Se pugna por el “proceso constituyente” para regenerar la dictadura capitalista al modo republicano. Y se suscriben todo tipo de propuestas laborales, en las que confluyen desde oportunistas parlamentarios hasta el anarcosindicalismo, que aspiran a frenar al capital recuperando derechos laborales y sociales.
Y luchar por defender el puesto de trabajo o por frenar los desalojos de viviendas es una labor que la clase obrera debe realizar. Pero lo que nos demuestra la experiencia de la lucha de clases es que sin la cadena de organismos sociales, constituidos en  un todo único organizado, el Partido Comunista, que dotan a la clase obrera de la independencia ideológica y política necesaria para participar en la lucha de clases como sujeto independiente, que rompen con las lógicas económicas y políticas del capital abriendo la brecha para instaurar el Poder revolucionario. Todas las luchas de resistencia están abocadas a reformar el marco social establecido y, de una u otra forma, a ser reconducidas dentro del mismo.
La clase obrera, por su posición objetiva, es la clase capacitada para transformar radicalmente la realidad. Pero para ellohemos de generar esos organismos políticos de nuevo tipo, nucleados por una teoría de vanguardia que fusionada con la clase obrera se constituye en Partido Comunista, y que es la representación del sujeto político consciente, que no reclama reformas, sino que lucha por el establecimiento del poder de nuevo tipo, del Poder Revolucionario que acabe con la sangría que el capital nos impone y con las falsas ilusiones que genera el reformismo.

“Salvo el Poder todo es ilusión”, Mao Tse-Tung

¡CONTRA LA DICTADURA DEL CAPITAL!

¡REVOLUCIÓN SOCIALISTA!

Juventud Comunista de Almería
Juventud Comunista de Zamora

Primero de Mayo 2013

martes, 2 de abril de 2013

Reconstitución y movimiento juvenil. Aporte al combate ideológico (JCA-JCZ)


En estas semanas se desarrollan los Congresos de las dos organizaciones mayoritarias del movimiento juvenil comunista en el Estado español, la UJCE y los CJC. Éstos se desarrollan en medio de la crisis económica que, por ser elemento fundamental en el esquema político del sector hegemónico en nuestro movimiento, permite acelerar en cierta medida el proceso de deslindamiento ideológico en el seno de la vanguardia, facilita concretar discurso y situar a cada cual en el lado que le corresponde, más allá de las consignas que sitúan unos u otros en los albores de su propaganda. En nuestro movimiento hace algunos años que se denota un leve reposicionamiento hacia la izquierda, junto al que se desarrolla cierta madurez que permite desenvolver el debate ideológico. Algo muy positivo dada la larga travesía de parálisis ideológica y de censura política que hemos atravesado, centrada en hurtar la lucha de dos líneas a las bases de las organizaciones y ocultar a la clase obrera las disensiones dentro del movimiento comunista. Limitando la contienda a pequeñas escaramuzas más cercanas a la diplomacia burguesa, urdida con secretismo y entre direcciones, que a la lucha ideológica abierta que ha de ser tarea de todo el movimiento, pues sólo de ésta, y no de conferencias unitarias (pues el debate no puede limitarse a ser la representación teatral de la unidad premeditada), pueden salir las bases de unidad partidaria que permitan acometer la tarea de reconstituir el Partido Comunista.
No obstante en nuestro movimiento aún hay una mayoría de camaradas que ven en el debate, en la crítica y la autocrítica un perjuicio para el movimiento y prefieren pasar de puntillas sobre ciertos temas y cerrando filas cada vez que se enfrentan a una lucha de éstas características, algo bastante impropio, como nos enseña la experiencia, a través del largo proceso de constitución del primer movimiento político revolucionario de nuevo tipo de la historia:

 “Unas palabras más dirigidas a los adversarios de la socialdemocracia. Con muecas de alegría maligna siguen nuestras discusiones; procurarán, naturalmente, entresacar para sus fines algunos pasajes aislados de mi folleto, consagrado a los defectos y deficiencias de nuestro partido. Los socialdemócratas rusos están ya lo bastante fogueados en el combate para no dejarse turbar por semejantes alfilerazos y para continuar, pese a ellos, su labor de autocrítica, poniendo despiadadamente al descubierto sus propias deficiencias, que de un modo necesario e inevitable serán corregidas por el desarrollo del movimiento obrero. ¡Y que ensayen los señores adversarios a describirnos un cuadro de la situación efectiva de sus "partidos" que se parezca, aunque sea de lejos, al que brindan las actas de nuestro II Congreso!” Lenin, “Un paso adelante, dos pasos atrás” (1904).

lunes, 21 de enero de 2013

(APG) Otra mirada de la revolución de octubre. ¿Qué hay de verdad en lo de la insurrección espontánea?

Publicamos este trabajo de los camaradas del ATENEU PROLETARIO GALEGO en el cual entendemos que se sintetizan algunos de los elementos más importantes en torno a la Revolución de Octubre, entre ellos: que la Revolución Proletaria no parte de lo espontáneo, como sucedía con la revolución burguesa (de ahí el carácter insurreccional de las revoluciones burguesas) sino del elemento consciente (de ahí la importancia del Partido de nuevo tipo); y que la Revolución Proletaria es impensable sin organismos de Nuevo Poder desde los que el Partido moviliza a las masas para luchar contra la burguesía.

Otra mirada de la revolución de octubre. ¿Qué hay de verdad en lo de la da insurrección espontánea?

Determinar qué hubo de particular y qué de general en la revolución de octubre es algo muy necesario y clarificador para el MCI (Movimiento Comunista Internacional). Por nuestra parte pensamos que la imagen que tenemos de la revolución de octubre no es real, sino una visión simplista difundida por el PCUS revisionista, que a su vez fue heredada de la visión de la “revolución internacional” de la segunda internacional. Hoy podemos ver esta y otras revoluciones con una perspectiva histórica que no podían tener las revolucionarias que participaron en el pasado en estos acontecimientos. Una perspectiva que nos debería facilitar la comprensión de los hechos históricos.

1) Frente a la visión “vulgar” tenemos que decir que la revolución de octubre no fue una insurrección espontánea de las masas, que se levantaron un buen día hartas de sufrir la explotación, gracias a que los bolcheviques les cambiaron la opinión. En octubre entro en escena el contra poder proletario (los soviets), que se transformó en un doble poder en la misma sociedad rusa, coexistiendo -en tensión- con el poder burgués. Esta es una característica general de todas las revoluciones proletarias. El surgimiento del contra poder proletario en Rusia (los soviets) fue un hecho espontáneo obrado por las masas, no fueron creados por el partido (esta es una particularidad de octubre). Los soviets son órganos de poder que aspiran a ser estado proletario, porque desde el primer momento los soviets son masas armadas y organizadas conscientemente. Los soviets obreros nacen al tiempo que los soviets de soldados, contando por lo tanto desde este primer momento con un cuerpo armado. Pero el partido supo ver la transcendencia polí­tica de esto. El partido vio la necesidad de ganarse a los sovites, de expandirlos, sistematizarlos y organizarlos como instrumento del poder proletario incluso antes de que puedan tomar el poder político del estado.

2) El trabajo de partido comunista de nuevo tipo diseñado por Lenin como elemento organizador fue un factor determinante.

3) El contra poder proletario (los soviets) vive en la semi legalidad, o alegalidad, no siendo demasiado reprimido por el poder burgués. Anotemos que los soviets no fueron disueltos antes de la revolución de octubre por el estado burgués del gobierno provisional de Kerenski y, que la mayorí­a de los delegados que participaron en la revolución de octubre, en la asamblea de los soviets de toda Rusia en Petrogrado, viajaban en ten en la total legalidad, (otra particularidad de la revolución de octubre).

4) Las grandes movilizaciones de masas desarmadas que promovieron los soviets sólo tienen sentido en la estrategia general revolucionaria, dentro de la creación y fortalecimiento del contra poder proletario, en la lucha por la toma del poder político.

5) El partido debe transformar los soviets para pasar de una resistencia espontánea, a una resistencia estratégica, de una resistencia estratégica a un equilibrio estratégico y, de un equilibrio estratégico a una ofensiva estratégica.

6) En octubre de 1917 se lanza una ofensiva estratégica, que culmina con la victoria y la toma del poder en las principales ciudades de Rusia (esto es una particularidad de octubre). Aunque no pudieron tomar el poder en todo el territorio.

7) Tras la revolución de octubre siguen existiendo dos poderes en Rusia, el contra poder proletario lanza una ofensiva contra el poder reaccionario, que organiza sus ejércitos en el campo y se inicia la guerra civil revolucionaria después de tener tomado el poder en las grandes ciudades, (esta es otra particularidad de la revolución de octubre).

8) En plena guerra civil las fuerzas revolucionarias lanzan una ofensiva estratégica, que culmina con la victoria del proletariado y la desaparición del estado burgués.

Lo que dificulta la compresión de la revolución soviética podemos sintetizarlo en tres puntos.
Primero, en el caso ruso el contrapoder proletario nace espontáneamente, no lo crea el partido, pero el partido proletario de nuevo tipo puede reconducir este poder proletario para la toma del poder. Segundo, el contrapoder proletario (los soviets), viven desde febrero a octubre de 1917 en la semi legalidad y no en la clandestinidad de otras revoluciones proletarias de la historia. Tercero, los soviets toman el poder en las grandes ciudades y después se inicia la guerra civil revolucionaria, esto es al revés que las otras revoluciones proletarias de otros pueblos a lo largo de los años posteriores.

Esperamos haber contribuido con este pequeño trabajo al esclarecimiento sobre que tiene de particular y que de general la revolución Soviética. Si nos paramos en los hechos históricos de la lucha de clases en Rusia resulta que la revolución de octubre y la revolución china, o la guerra de independencia de Vietnam, tienen más en común de lo que teníamos pensado. Las maneras y mecanismos eficaces para derrumbar a los estados reaccionarios en el imperialismo, para que pueda conquistar el poder político el proletariado, tienen entre si bastantes puntos en común. Esto no niega que cada pueblo tenga sus particularidades nacionales, a pesar de las visiones predefinidas (elaboradas posteriormente) que no se corresponden con la realidad y, que en gran medida tenemos en la cabeza cuando pensamos en la revolución de octubre. Son estos preconceptos los que nos llevan a creer que la revolución Soviética fue totalmente diferente a otras (coma la China) sin que podamos encontrar puntos generales comunes. Sin Embargo estos preconceptos fueron difundidos mucho después de la revolución. La realidad histórica es mucho más rica que los preconceptos más divulgados. Como comunistas tenemos que buscar la realidad porque el revisionismo vive de los lugares comunes, de los preconceptos que manipulan la historia, hasta el punto que parece que la revolución de octubre tenga unas cualidades que pueden justificar cualquier cosa.


ATENEU PROLETARIO GALEGO

sábado, 12 de enero de 2013

(RoB) Empezar de cero

Ya hace unos meses conocimos de la apertura de un nuevo espacio para el debate y la lucha de dos línea en el seno de la vanguardia comunista del Estado español. REVOLUCIÓN O BARBARIE es una muestra más de que el sector revolucionario de nuestro movimiento empieza a tomar conciencia del momento histórico que atravesamos y de las particulares tareas que éste nos impone a los militantes comunistas, muchos de los cuales hemos roto con la línea revisionista y nos vertemos nuestra actividad en la necesidad práctica del movimiento: reconstituir comunismo. 
A continuación, y a modo de presentación de estos camaradas, publicamos su primer trabajo, "Empezar de cero", que vio la luz en octubre del pasado año.

EMPEZAR DE CERO

Revolución o barbarie pretende ser solo un espacio más que, desde la defensa inquebrantable de la causa revolucionaria del proletariado, trate de poner su granito de arena en la construcción del proyecto revolucionario de la clase explotada, del comunismo, proyecto que sigue siendo la única alternativa posible a la debacle del capitalismo.
Circunscrito a las particularidades de la composición de clases del Estado español y de la situación en que se halla la vanguardia teórica del proletariado (erosionada por la pérdida de horizonte revolucionario como consecuencia de una línea marcadamente revisionista, debilitada políticamente por prácticas parlamentaristas y economicistas de probado desgaste y fracaso, incapacitada para hacerse entender ante las grandes masas explotadas, etc.), este blog se propone como propósito fundamental, desde la óptica de un grupo de proletarios que apuesta por la reconstitución ideológica del comunismo como paso previo e indispensable para la reconstitución del Partido Comunista del Estado español, contribuir a la tarea colectiva de volver a ganar a los sectores de vanguardia para el comunismo, pues cada día se hace más evidente, tanto a nivel internacional como en España, que sin una vanguardia forjada en la lucha de líneas, por el comunismo y contra toda forma de oportunismo, es materialmente imposible construir el armazón teórico que pueda poner en pie el movimiento revolucionario como suma de la capacidad de combate de las grandes masas oprimidas y la vanguardia comunista.
Sin Partido revolucionario no puede haber Revolución, pero sin teoría revolucionaria tampoco puede articularse la vanguardia que, junto con el movimiento de la clase obrera, configure esa forma superior de organización social que es el Partido proletario. Quien no entienda esta verdad fundamental de nuestra época, quien siga todavía atado de pies y manos por esa obsesión mecanicista y acrítica de pretender “ganarse a las masas” sin haber reconstruido previamente la vanguardia comunista y las bases materiales de la reconstitución del Partido Comunista, seguirá, consciente o inconscientemente, haciendo un flaco favor al desarrollo del movimiento revolucionario de nuestra clase.
Desgraciadamente, no hay ningún destacamento en el Estado español que pueda arrogarse ningún tipo de triunfo, pues de hecho la situación en que se encuentra el movimiento que se reclama del comunismo en España es de coma inducido; un coma provocado por décadas de revisionismo estructural y por una práctica viciada por una línea errada de base. Sin embargo, no será este un lugar para repartir medallas a aquellos destacamentos que sí han visto la necesidad de reconstituir el comunismo como teoría de vanguardia, pues tampoco estos han sido capaces de ganar a la mayoría de la vanguardia para tan necesaria y magna tarea. Cualquier comunista consecuente debe partir del reconocimiento de este fracaso temporal, que es responsabilidad de todos los comunistas, sean de la organización que sean.
Por eso, este será un espacio que parta del reconocimiento de la derrota temporal del comunismo, de su necesario interregno histórico entre el fin del Ciclo de Octubre (como caracterizaran hace años los camaradas del MAI) y del inevitable balance histórico y con proyección de futuro que debe hacer cualquier comunista coherente con su clase y con los intereses revolucionarios de esta. No se trata de llorar por glorias pasadas, tampoco se trata de colgarse medallas porque poco a poco algunos se van “ganando a las masas” (como piensan quienes creen que su organización es ya el Partido): se trata de reconocer en qué situación nos encontramos los comunistas, y qué podemos hacer colectivamente para salir del atolladero e insuflar a nuestra clase la necesidad de la Revolución proletaria.
Por otro lado, Revolución o barbarie, que por supuesto está abierta a colaboraciones y críticas de cuantos camaradas y colectivos compartan también la necesidad de volver a formular las bases ideológicas y ontológicas del comunismo, nace con el objetivo de exponer lo que consideramos más positivo y avanzado de nuestra clase, tanto a nivel de vanguardia teórica como de luchas de masas que nuestra clase desarrolla en todo el mundo. En este sentido, trataremos no solo de realizar análisis propios sobre cuestiones de índole ideológica (o de difundir aquellos de otros camaradas que consideramos fundamentales para el desarrollo de la teoría revolucionaria), sino de contrastar nuestra visión ideológica con la realidad cotidiana del capitalismo y con las luchas que emprenda nuestra clase, sobre todo en el Estado español.
Si este espacio se desarrolla, gracias al debate y la aportación de camaradas de distintas organizaciones (uno de los objetivos de esta publicación es que pueda servir para generar nuevos debates y sumar a más compañeros de otros colectivos para la unificación ideológica y política de la vanguardia comunista), y al final termina pereciendo como consecuencia de su propia evolución, significará algo muy positivo, pues habrá desaparecido por haber dejado de tener necesidad de existir y haberse fundido en el reconstituido Partido que tanto necesita nuestra clase en España y en un mundo asolado por la barbarie del imperialismo. No tenemos más alternativa que la victoria, no cabe más civilización que la comunista.

REVOLUCIÓN O BARBARIE

Fe de erratas

En nuestro último trabajo "El fascismo, el Estado burgués y la lucha de clases" señalabamos en la nota nº 6 que político liberal italiano Giovani Giolitti en su pelea por apagar la combatividad del movimiento obrero italiano, tras la I Guerra Mundial llegó a proponer a Palmiro Togliatti que se hiciese cargo de una cartera ministerial en un gobierno unitario. La confusión pudo con nosotros ya que al dirigente obrero de primera línea al que ofrecieron dicho cargo fue Giacomo Matteotti, asesinado en 1924 por el fascismo.